Recuperación de restos Arqueológicos en la iglesia
Durante las obras realizadas en la
iglesia parroquial aparecieron infinidad de piedras, algunas de las
cuales se encontraban cubiertas por la tierra, los excrementos de
pájaros y ratas y por la vegetación. Otras aparecieron
al desmontar el muro levantado para aislar la parte útil del
templo.
El cuidadoso trabajo de
quienes desmontaron el muro permitió el reaprovechamiento de
muchas de esas piedras para distintas partes del templo, pero algunas
no encontraron hueco y, dado que mostraban signos de cierto interés
artístico, a petición de REPAVALDE y a pesar de la insistencia
diocesana, fueron guardadas en una de las capillas para ser catalogadas
por nuestra Asociación, antes de ser desalojadas del templo.
A lo largo de muchos días
del mes de julio y agosto, Manuel Siurana (que contó con la
ayuda esporádica de Antonio Monfort, Carlos Orona, Carlos Bosch
y Joaquín Gil) movió, limpió, fotografió,
midió y catalogó las 186 piedras conservadas, obteniendo
unos interesantes resultados, que son un acicate en nuestra tarea
de recuperación patrimonial, ya que aproximadamente la mitad
de los bloques tienen un importante interés arqueológico,
histórico o artístico y permitirán la restauración
o reconstrucción de algunas joyas de nuestro pueblo.
Entre otros restos encontrados
podemos citar: varias piezas de la portada del hastial del templo,
muchas piezas de la ventana que hubo en la capilla de Santiago (que
no fue restaurada en la actuación de 1971), varias piezas del
rosetón que existió sobre la capilla de Santiago (ahora
reconstruido sin tracería), un importantísimo escudo
del arzobispo Don Hernando de Aragón que posiblemente era un
capitel del patio del castillo, varias dovelas (decoradas con cenefas
de punta de diamante) de los arcos de acceso a una capilla y las columnas
que sostenían el gran retablo del altar mayor antes de la Guerra
Civil.
Pero, con ser importantes
los anteriores restos encontrados, las investigaciones llevadas a
cabo por Manuel Siurana han permitido identificar dos hallazgos que
han justificado todas las horas de trabajo realizadas:
a) una gran cantidad de piezas de la cruz de término que estaba
en la plaza de la iglesia (entre ellas el capitel con el escudo de
Valderrobres del siglo XIV y con el escudo del arzobispo Don Guillermo
de Agrifolio)
b) cinco fragmentos (que en conjunto suman ¾ partes del total)
del antiguo sarcófago gótico con la efigie de un obispo,
posiblemente obra del siglo XIII o XIV.
Ambos monumentos habían sido destrozados durante los primeros
días de la Guerra Civil y, al acabar la contienda, sus fragmentos
fueron recogidos y guardados en el tramo derruido del
templo y allí han estado esperando a que alguien se fijara
en ellos (no olvidemos que pasaron desapercibidos en la restauración
de 1971 y no se les encontró acomodo en la restauración
que se ha acabado de hacer.
Los fragmentos de la cruz se han podido identificar a través
de la descripción que de ella hizo Matías Pallares a
principios del siglo XX y a los dibujos del estudiante que llegó
a ser arquitecto, Borobio. Los fragmentos del sarcófago se
han podido reconocer gracias a una fotografía existente en
el archivo Mas, realizada en el año 1919.